Como un león
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
La procesión va por dentro, no por teatro.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
A lo mejor es bueno crearse una rutina de romper la rutina diaria y marearse en la noria. A lo mejor tenemos que ser fuertes