Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.