Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.