Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,