La procesión va por dentro, no por teatro.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.