Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
Mientras tanto la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.