Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal