Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.