La procesión va por dentro, no por teatro.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio