Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.