Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
A lo mejor es bueno crearse una rutina de romper la rutina diaria y marearse en la noria. A lo mejor tenemos que ser fuertes
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.