La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
La procesión va por dentro, no por teatro.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.