Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
La procesión va por dentro, no por teatro.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
A lo mejor es bueno crearse una rutina de romper la rutina diaria y marearse en la noria. A lo mejor tenemos que ser fuertes
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.