Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.