Envidia.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
La procesión va por dentro, no por teatro.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.