Envidia.
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.