Fe.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.