Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Mientras tanto la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.