Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo