Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.