Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.