Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Humano guarda secreto de sumario: llora por dentro.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.