Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.