Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.