La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.