Hazlo.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.