La penumbra ha causado lastima en los seres capacitados para el sufrimiento.
Viajes extraordinarios hacia los montes de la caridad.
Los mártires han dejado huella, han ganado la guerra de la piedad,
¡volad! muéstrame la insignia que dejaste en mi.
Enséñame a leer la mirada extraña que ceniza la piel, invéntame otro cuento que me embriago de celos, como ahogado en un carral.
Insinúa otra noche para que vuelva ese estigma otra vez.
Pescador de lo nuestro, has dejado el suelo cerca del rostro de la vergüenza. Chapuzando al río esta inepta sesión de lo necesitado.
Las marcas han dejado en espasmo lo prohibido, mientras lo caprichoso se ha vuelto una droga, un cáncer maligno que abarca la lujuriosa obsesión.