¿Has oído gritar de noche al oso—caballo oo—oo—oo—oo o al coyote

Uno se despierta con cañonazos En la mañana lleno de aviones Pareciera que fuera la revolución

Cuando los dorados corteses florecieron nosotros dos estábamos enamorados todavía

Todavía recuerdo aquella calle de faroles amarillos, con aquella luna llena entre los alambres

Si tú estás en Nueva York En Nueva York no hay nadie más Y si no estás

Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido: yo, porque tú eras lo que yo más amaba, y tú, porque yo era

Pero en la noche ves tu arroz y tus frijoles fritos, con la cuajada fresca,

Tú ni siquiera mereces un epigrama

Te doy Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña. Los he escrito sencillos para que tú los entiendas. Son para ti solamente,

¿No has leído amor mío, en NOVEDADES: CENTINELA DE LA PAZ GENIO DEL TRABAJO PALADÍN DE LA DEMOCRACIA

Yo no canto la defensa de Stalingrado ni la campaña de Egipto ni el desembarco de sicilia ni la cruzada del Rhin

Hay un lugar junto a la laguna de Tiscapa —un barco debajo de un árbol de quelite— que tu conoces

Tal vez nos casemos este año amor mío, y tengamos una casita

De estos cines Claudia, de estas fiestas, de estas carreras de caballos, no quedará nada

Todas las tardes paseaba con su madre por la Landetrasse Y en la esquina de la Schmiedtor todas las tardes