La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.