Hoy he pateado la puerta
Con rabia, desnudo
Sin escudo y sin espada
Armado nada más
Que con la palabra
Hoy he decido tirar
La armadura brillante
De caballero andante
Y exponer abierta
La cicatriz que el amor dejase
Ya sin miedo, a mí
Ya sin duelo, de ti
Ya sin apelar
A un consuelo
Que sé, no ha de venir
¿Para qué esconderse más?
¿Acaso no fue de esta luz que,
una vez, provocó tu sonrisa
y te enamoraste?
¿Por qué entonces he de renunciar
a mí, a lo que he sido,
a lo que soy aún, sin tu amor?