Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo