Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
A lo mejor es bueno crearse una rutina de romper la rutina diaria y marearse en la noria. A lo mejor tenemos que ser fuertes
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas