En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.