Ya me he convertido en cliente de lo efímero,
y aún así sigues rondando en mi cabeza.
Estos días he pensado mucho en ti,
y aún así me sigues recordando bien tu ausencia.
Ya no te pienso como antes,
ni te escribo cuando lo siento,
y aún así el recuerdo me sigue diciendo que te echo de menos.
Y ya sé que fue lindo descubrir-nos,
y recordar-nos cuando aún existíamos,
y silenciar-nos
y olvidar-nos.
Y ya lo dije,
pero hoy –no– te escribo, y sí, lo siento.