¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.