Él solamente la había conocido en sueños. Ahora la buscaba en todas partes y creía estar a punto de hallarla, en mitad del día, bajo la luz del sol, a la vuelta de cualquier esquina y de frente a su mirada en cualquier rincón.
Ella se encontraba allí, a sus espaldas, aguardando el momento en que él dejara de seguir buscando delante suyo, y a cambio, lo hiciera volteando, hacia atrás, siempre hacia atrás. Ahí era donde estaba ella, igual esperándolo, a él, que lo había conocido también en sueños.
Víctor Daniel López
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