¡Cómo se ha llenado de ti la soled… La soledad me huele a ti como si e… ¡Cómo está llena de ti la soledad,…

No era bueno quererla; por los ojo… le pasaban a veces como nieblas de otros paisajes: No tenían color sus ojos; eran fríos y turbios como ventisqueros.…

Señor que lo quisiste: ¿Para qué habré nacido? ¿Quién me necesitaba, quién me había pedido? ¿Que misión me confiaste?

Yo no digo el nombre, pero está en… Yo no digo el nombre, pero lo dice… No lo digo; pero, si lo dijera, te… No lo digo, pero no hay para mí, e… Y nada llamo, y nada digo, y nada…

Era coja la niña. Y aquella su cojera era como un ondulamiento

Yo te fui desnudando de ti mismo, de los “tús” superpuestos que la v… te había ceñido... Te arranqué la corteza—entera y du… que se creía fruta, que tenía

Para el amor más olvidado cantaré esta canción: No para el que humedece los ojos t… Ni para el que hace ya sonreír con un poco de emoción...

¿Ves?: Tengo sangre en las venas... En estas venas verdes, frágiles que se enredan

Te digo que sigas tu camino sin el temor de perderme. Te digo que has de encontrarme cuando vuelvas, aunque tardes mil años. Pues que eres débil y te empuja la vida, ve donde te lleve. ...

Vivía –pudo vivir– con una palabra… Murió con la palabra apretada entr… Echaron tierra sobre la palabra. Se deshicieron los labios bajo la… ¡Y todavía quedó la palabra apreta…

En mi jardín hay rosas: Yo no te quiero dar las rosas que mañana... Mañana no tendrás. En mi jardín hay pájaros

La mujer que tiene su amor en el m… es como más fina o más irreal: Va sobre la tierra y parece que va sobre el agua.—Un agua que no se v… La mujer que ama un amor de mar