Cuando revuelvo el brazo
no estrecho, rompo el lazo.
Ya sólo un camino breve
busco: El que de ti me lleve.
¡Con qué agua te apagaré!...
¡Con qué llama te quemaré!...
Para cortar tu nudo..., ¿qué espada?
Para talarte, ¿qué hacha afilada?
Un muro busco, un muro de granito
donde se estrelle el mar de tu infinito...
Racimo de octubre, dame un no bebido...
vino que me haga olvidar su olvido...
¡Oh lámpara, apágate si has de alumbrarlo!...
¡Rómpete, oh labio, en tierra antes que llamarlo!
He llegado hasta donde nadie pudo llegar.
Si aun vuelvo la cabeza..., ¡Dios me vuelva de sal!