Sol en el agua de la orilla...
Pasa
una gaviota:
Hemos venido al mar.
Y la recién casada está contenta;
su dicha tiene la simplicidad
del paisaje (Azul, azul, azul...
Y el horizonte cerca...)
Siento envidia
de sus zapatos blancos; de su chal
de batista, de sus dientes que brillan...
Se lo he dicho; y se ríe con el mar...
No creen que es posible que yo envidie
algo: He quedado un rato pensativa;
arriba brilla un cielo de metal.
Alguien nos dice adiós con el pañuelo
desde un barco...
Sol en el agua y paz.
(Y este deseo mío tan extraño
de irme en todos los barcos que se van.)
La recién casadita hace caminos
de arena: ¡Sus caminos durarán
acaso más que mi sabiduría!
Y ella tiene el amor... ¡Todo el amor!
en el hoyuelo que la risa forma
en su mejilla...
Yo tengo el Silencio.
—Y el barco que se aleja...—
Tengo más.