Entregado al hedonismo prescindí de la templanza, ebrio de ira y soberbia ignoré toda prudencia perdí Fé y fortaleza,
La historia lo demostró en sobradas ocasiones, igual de graves son los hechos consumados que mutis y omisiones.
¿Quieres comer calabaza? tendrás que sembrar semillas, mucho antes labrar la arcilla, estercolar bien la haza, asumir las amenazas,
Líbrame del envidioso del pelusero egoísta del avaro egocentrista del resentido receloso del insaciable codicioso
MUSA ESTIVAL Las estrellas, testigos silencioso… parpadean con timidez en la noche… Sus destellos titilan en el lienzo… guiando mi sueño con su luz sempit…
Sin saber dónde me meto, traspaso el umbral sombrío y dejo mi verso desnudo en manos del albedrío. Me apasiona el desafío
Escribo para enmendar todos mis sueños rotos, invento una nueva vida que pongo en manos de otros. Tal vez, mi fragilidad
¿quién no soporta al crítico? ¡el político! ¿quienes son los más mangantes? ¡los gobernantes! ¿quién del embuste es un artista?
Es frágil el nexo de unión, —abundo con abundancia, y valga la redundancia–, entre orador y oración, entre prédica y adjuración.
En los vórtices del viento prendidos van los suspiros de amores que nacen muertos al no ser correspondidos. Jábega ajada y salobre
¿De que sirven los poetas si no hacen soñar al pueblo? ¿de que sirven sus palabras si no compromete el verso? Canta y haz que las conciencias
¡Ya no nos quedan caminos! Con la cordura enclaustrada, la voluntad cercenada, un pensamiento mezquino torna el semblante cetrino.
Siempre hay tiempo, nos decimos, pero lento va pasando la pasión se va apagando y aquel sueño... no cumplimos. Aún con precinto de garantía
Tras el monte de la vuelta, laderas de Tacoronte, el vetusto y arcano sol al lubrican sumergido liba el brumoso horizonte.
A nuestros egos insaciables les hace falta un escarmiento tal vez un nuevo ordenamiento que incluya menos variables. En esta sociedad insociable,