Oscar Martínez

Brasa

-La pasión acostumbra a entrar por la puerta entrecerrada del "no" -

La pasión divaga entre dos labios,
hace metamorfosis en medio de dos sexos,
se transfigura en brasa rebosante de delirios,
camina a pasos de ciego saboreando con las manos.
 
Se apodera de la mente,
a paso sigilosa,
cual daga hiriente,
sugerente de hermosura.
 
Encuentra nido en las miradas
cauteriza con besos de sudor salado;
muerde alma, carne, aliento
se apodera de su llaga.
 
Fugaz, estrella titilante,
cursa cielos de placer y de tortura;
abandona solitaria su llama incandescente,
para morir en llanto: de sangre y fuego embravecida.

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