Oscar Martínez

La casa ideal para suicidarse

Camino en el jardín, sin ideas, con la mente vacía
simple sin ataduras, ni emociones disonantes,
sin rozar destellos  de la noche fulgurantes,
para no sorber a cuentagotas la melancolía.
 
Busco rincones adecuados, solitarios, carente de eco:
caerme de una silla, permanecer aturdido
y brevemente partirme la sesera; con un golpe seco
llenarme de agujeros, más bien parece inadecuado.
 
Una secuela invalidante, me hace dudar
y en un revólver mi pensamiento revolotea,
con un rayo que apague todo discernimiento,
pero sería un irrespeto desperdigar mi mente.
 
Cuelgo de la ventana, palidecido horas después,
sin recordar noche más larga y luna parece tan linda,
con mis ojos tan vacíos al reflejar mi piel blanquecina;
y la melancolía de mi madre por llorar mi cuello roto.
 
Última mirada al espejo:! Es el día de tu muerte ¡
mi taza refleja lo negro de  la mañana,
más amargo de lo usual y una insípida manzana,
mediocre último sosiego de mi cuerpo insostenible.
 
Lentamente, el café surte efecto
durmiente en el abrazo de belladona,
anhelo, aliento último perfecto,
para vaciarme el alma de ponzoña.

Oscar Martínez (2020)

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