Mercedes de Velilla

A los poetas sevillanos

(3ª parte)

Páginas descoloridas
que guardan marchitas flores,
y unas lágrimas vertidas,
por mi pluma recogidas
para escribir mis dolores.
Nada más, pues nada fuí.
¿Qué puedo al mundo dejar
que eterno perdure aquí?
Yo tan sólo supe amar...
¡Quién se acordará de mi!
 
Si al pasar mi último día
durmiese mi polvo humano
en la tierra extraña y fría
del cementerio aldeano,
lejos de la tierra mía;
 
Hermanos, ved lo que os pido:
no me dejéis siempre sola
en mi sepulcro escondido,
porque me espanta la ola
quieta y muda del olvido.
 
Me espanta que a mi alrededor,
entre sepulturas huecas,
brame el viento mugidor,
y cubran las hojas secas
mi tumba sin una flor.
 
Llegue también vuestra egida
a mi eterna soledad;
que una memoria sentida
es también, en la otra vida,
una Flor de Caridad.
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