Isabella

Soy un pajarito cantando en una rama rota

Este país que me roba los sueños de frente, a veces parece que me los quiere devolver pero siempre me los quita; está ciudad me ha enseñado del caos pero también de la calma, de putrefacción pero también de divinidad; las calles me han enseñado mañas pero también aguante, lealtad y honestidad.

Así voy, día a día, saltando entre las grietas que tiene el asfalto, por donde parece que se escapan un par de demonios y conviven entre nosotros, tienen
un poco de humano como de demonio.

A diario también pienso que mis gatas son un par de ángeles que me cuidan, me enseñan, me aman, me parece que de ahí germina lo angelical, en los pajaritos que veo entre los árboles podados de la ciudad, en las flores que crecen en el cemento, en la resiliencia, en el cuidado, en el amor.

Así voy, soñándome a mí misma, y me despierto por un golpe de realidad o porque el conductor freno en seco y me golpee contra la ventana, de nuevo sin sueños porque se escaparon entre los gritos, el afán y la desesperanza de la gente.

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