Isabella

Quietud

En medio del caos,
me quedé inmóvil y desaparecí.

Nos hicieron creer toda la vida,
que el que más corre,
el que tiene más afán,
la persona que vive su vida
con mil pendientes,
mil obligaciones y mil trabajos,
es una persona importante,
reconocida.
 
Parece que no fuese suficiente
con los intentos diarios
de sobrevivir,
de intentar hacer lo que nos gusta,
lo que nos hace sentir tranquilos.
 
Estamos en una competencia diaria,
por querer y creer ser más visible y
más importante que los demás.
 
Creo que la importancia de una persona
se mide hoy, según el tiempo que regala
por intentar ser alguien que jamás quiso ser,
y sentir orgullo de ello.

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