Nunca tuvo platónicos amores
ni gloria, ni aun legítima alegría;
desdeñó de la suerte los favores,
y algún pesar su corazón roía.
Tal vez sus versos líricos mejores
los ensayaba en medio de la orgía;
mas, yo no sé qué hiel de sinsabores
vertió en el llanto de su poesía.
Su vida de poeta vagabundo
que lástima inspiróle a todo el mundo,
se fue agotando tras de azul quimera.
Quién sabe si por burla del destino
lo sorprendió la muerte en el divino
sueño mejor de su embriaguez postrera.