Arturo Herrera

Mis deseos de año nuevo

 
No les deseo un año perfecto,
ni sueños inmaculados, ni caminos sin espinas.
Sería absurdo, una burla,
un mal chiste contado por un dios aburrido.
No, mi deseo es más humano, más crudo,
más acorde al caos que somos.
 
Les deseo coraje,
pero no ese coraje épico de héroes y leyendas,
sino el coraje cotidiano,
el que se necesita para levantarse después de cada golpe,
para mirar al espejo y no apartar la vista
cuando las cicatrices se vuelven demasiado evidentes.
 
Les deseo sabiduría,
pero no esa que llena libros y discursos vacíos,
sino la que se cultiva en la soledad de las derrotas,
la que distingue entre pelear una guerra justa
o abandonar la trinchera antes de perderse en ella.
 
Les deseo paciencia,
no la paciencia divina que espera sin prisa,
sino la que se enciende y apaga como una vela
mientras intentan entender a quienes los rodean,
recordando que la perfección es una broma mal contada.
 
No les deseo felicidad,
porque esa palabra está tan desgastada
que ya no significa nada.
Les deseo algo mejor:
la capacidad de encontrar pequeños destellos de alegría
en medio del caos,
de arrancar un suspiro al día más oscuro,
de abrazar la realidad aunque los queme.
 
Y cuando caigan,
porque caerán, se los aseguro,
les deseo la fuerza de seguir adelante,
aunque el peso de los días los haga dudar,
aunque el mundo parezca gritarles que no vale la pena.
 
No les prometo un año de cuentos de hadas,
ni finales felices, ni cielos despejados.
Lo único que espero es que,
con cada herida,
con cada lágrima,
se conviertan en algo más fuerte, más auténtico.
Porque la vida no es para quienes la sueñan perfecta,
sino para quienes la enfrentan,
aunque les duela, aunque les queme.

Otras obras de Arturo Herrera...



Arriba