Arturo Herrera

Archivo Oculto

Tengo una playlist enterrada,
un mausoleo digital donde cada canción
es un epitafio de lo que nunca fuimos.
Ahí estás tú, inmortal y ausente,
entonando verdades que nunca dijiste,
bailando silencios que aún me persiguen.
 
Guardo tus videos en un perfil secreto,
como un ladrón que atesora lo robado.
No para presumir,
sino para desangrarme en privado.
Cada pixel tuyo es un puñal
que acaricio con masoquista devoción.
 
Camino por calles que llevan tu fantasma,
aunque nunca pisaste estas aceras.
Los semáforos parpadean tu nombre,
las vitrinas murmuran tus promesas no dichas,
y hasta el aire huele a ese perfume
que jamás llevaste, pero inventé para ti.
 
Eres el vuelo y la caída,
la cuerda que me sujeta y la que me ahorca.
Eres el refugio en mi oscuridad
y también el monstruo que la habita.
Qué paradoja quererte tanto
y odiar que te necesite.
 
Imprimo tus fotos en papel de fantasmas,
las escondo en un archivo cifrado
que mi celular nunca debería encontrar.
A veces eres el agua que me salva,
otras, la tormenta que me ahoga.
Eres necesaria como el aire
y tan innecesaria como un incendio en la lluvia.
 
Qué bueno, qué trágico,
que nunca lo notes,
que ignores la revolución que provocas
con tu simple ausencia.
Mientras yo, cobarde y devoto,
te elevo al altar de lo inalcanzable,
ese lugar donde te amo
y te odio en la misma plegaria.

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