Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Humano guarda secreto de sumario: llora por dentro.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.