Los mejores días
son los que pasan rápidos
montados en caballos salvajes
que corren a la orilla de la playa.
Los mejores días son los que se bajan
para ir a refrescarse los pies al mar,
son los que contemplan atardecer
como si fueran niños observando
las estrellas por primera vez.
Los mejores días son los que se mojan,
no con la lluvia,
sino con sonrisas y luz de luna.
Los mejores días son los fugaces,
efímeros cual la vida bella,
la vida sin duda.
VDL