Podría usted, amablemente concederme un retiro infinito.
Un goce de viento, de mar y de mudo atardecer.
Escuchar el oleaje contorneado por el viento.
No prometo mucho, unas cuantas caricias quizás
Y uno que otro beso apenas se descuide
Le comparto piel y risas entintadas de sudor
Una vieja canción o un poema esperanzador
Quizás recetas de antaño para el paladar
Mirar barquitos coloridos, una noche confidente y cómplice
Usted me lleva a eso,
A la ternura de nuevos aires
A un placer de viento fresco
A un silencio pleno de roces y gemidos
Sin temores ni caretas
¿Podría ser tan amable?